Cuando en el Colegio de Calatrava
alguien le hizo entender que la máxima aspiración de ser humano era ser libre
no podía pensar que esa libertad lo llevaría a ser notario y transmisor de una
cultura oral prendida en los pliegues de la memoria de nuestros mayores donde la pluma no tuvo acomodo y el
pentagrama fue sonoro al amparo de las llares y alrededor de las trébedes.
Nada tan familiar como el ronco
eco de un caldero, el batir de una sartén o el sonido limpio de un almirez para
que nazca esa música que se cuela por las rendijas del nuestro sentimiento convirtiéndolo
en comunión obligatoria de la sensibilidad y peregrinaje natural al manantial de las
tradiciones donde uno llega a ser parte y testigo al mismo tiempo.
El alquimista de los sonidos como
a sí mismo se define no es nadie pero lo es todo, no crea pero recrea, no
inventa pero se inventa, no canta pero nos canta, no dice pero nos dice, no
persigue pero consigue y es que a pesar del tiempo una alborada nos emociona,
un romance nos cautiva y una canción de acarreo nos trae olor de parva, costal y trigo o hace que una canción de bodega se nos meta por los entresijos del
entendimiento aireando las telarañas de los recuerdos al amparo de una panzuda tinaja.
Eusebio, Pilar y sus hijos Laura
y Arturo presentarán dentro de unos días su nuevo trabajo: TINAJORIA,
quieren hacerlo en Salamanca y en el teatro del Liceo, su intención como
siempre es llegar al corazón decirle a
la gente que algo tan honesto y hermoso como la canción tradicional no entiende
de idiomas ni fronteras, ellos hablan de la cultura con mayúsculas de la
cultura del ser humano de la evolución de la vida a través de la música de su necesidad
de crear cuando se carecía de todo dejando vellones del alma en cada cruce de
camino y apero de labranza.
De la mano del grupo MAYALDE, nos llega además un riquísimo
vocabulario relegado hoy por su condición de “charruno” que difícilmente hubiera
subsistido de no mediar en ello este notario mayor de tradiciones y leyendas recogiendo
el lenguaje en los pueblos directamente de sus protagonistas arrebañando el
hondón de nuestra historia.
Dice Eusebio que cuando muere un
abuelo muere con él un trozo de nuestra historia, seguir transmitiéndola es
nuestra obligación demostrando que la
pluralidad nos asemeja y enriquece sin que existan idiomas ni fronteras. Mayalde
dispone en este momento del mejor barro para esta tinajoria y todos tenemos la suerte
de que en Laura y Arturo la continuidad esté asegurada. Mucha suerte.
HASTA QUE DIOS HIZO BARRO NO
SUPIMOS QUE ERA DIOS
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