martes, 14 de julio de 2015

CAMINO DE PORTUGAL

Siempre que visito Salamanca y me acerco por la ahora avenida de Portugal no puedo sustraerme al juego de adivinar donde se encontraba aquella casita de planta baja que me vio pasar del “pelele” al pantalón corto,  aquellas viviendas unifamiliares de “un andar” cuando las madres parián niños autosuficientes con especial intuición para el peligro y la camaradería tomando al asalto el carro de mulas del señor Prudencio cuando esta jadeaban subiendo la cuesta o retaban a los trenes que pasaban por medio de la calle, su tránsito marcaba las horas de las comidas y su pitido estridente emitido desde el puente de hierro ponía en guardia a la comunidad que inmediatamente recogía niños y gallinas hasta que pasaba el último vagón, allí todo el mundo obedecía y pobre de ti que no respetaras la orden de una vecina o hicieras remilgos dudando de su autoridad, en este caso la zapatilla se ponía en danza y no había ni protección de menores que te salvara ni trauma que te marcara para toda la vida.


Con este pensamiento incluí en su día en la galería de mis recuerdos la imagen de este tren de juguete perdido ya en la nube de los recuerdos pero hoy quiero recordar con él a mi amiga Elvira, chavala espabilada y despierta como pocas que con muy pocos años más que nosotros velaba por nuestra seguridad, para ella mi recuerdo y la promesa de pasar a saludarla en mi próxima visita a Salamanca. Un beso “Viri”.


EL TREN DE LAS 12´15

Yo crecí con un tren de juguete
Que pasaba piafando a mi vera

Eran recios; vagones enormes
Hechos todos de hierro y madera
Al pitido obligado en el puente
Yo nervioso saltaba a la acera
Y al fin tieso y derecho cual huso
Le lanzaba mi adiós desde tierra
Su silbato entre  fuego se queja
Lanzando  una gran humareda
Y yo arengando entre toses del humo
Me creía ganar una guerra.
Que importante era aquel maquinista
Cien vagones y un tren por su cuenta
Cuanto gozo me daba a mí el verlo
Cuanta envidia su gorrilla negra
Mas un día cesó el mercancías
Ya no humea ni pita ni tiembla
Ya no son de madera las vías
Ya no se hace de humo la niebla
Y me asomo triste a la ventana
Y la mano aun quieta me tiembla
Que será de aquel maquinista
Que con humo ilustró mi inocencia.

Ya no son de  juguete los trenes
Ni la vía es taller y herramienta
Que planchaba tapones de chapa
En un riesgo infantil de ruleta.
                                                        J. Hernández


1 comentario:

  1. Muy bueno. Un abrazo muy especial a todos los que aun vivimos y guardamos algún recuerdo de entonces.

    ResponderEliminar

Tiene a su disposición este espacio para sus comentarios y opiniones. Sea respetuoso con los demás

Este soy yo

Hace ya muchos años que las circunstancias me hicieron dejar Salamanca por motivos profesionales, instalándome en Barcelona. Añoro mis raíces y cuando vuelvo pueden encontrarme paseando solitario a primera hora de la mañana por las calles que tanta cultura han acogido. Salamanca sigue presente en mí.
Siempre he sentido la necesidad de comunicar mis sentimientos, por si lo que a mí me parece interesante a alguien le pareciera útil.
Joaquín Hernández
Salamanca/Barcelona