Si esto se llama prótesis me pregunto por qué la seguridad social se hace cargo de una
prótesis de rodilla o cadera (por ejemplo) y no se hace cargo igualmente de una prótesis
dental, además y para más inri tampoco puede deducirse de la declaración de
la renta lo que significa ser pagano y atracado al mismo tiempo, el asunto
tiene bemoles porque la factura no es pacata minuta y ya no sabes si el importe
es la cuenta o el número de teléfono con
extensiones añadidas.
Yo que soy tacaño por definición y ahorrativo por devoción e
tratado por todos los medios de masticar del revés y del derechas, torcido y derecho
pero no hubo manera y allí me vi apiolado
en esa silla que más parece la eléctrica de Alcatraz que la de alguien que
tiene que reparar el teclado del piano, de esa guisa me vi ante un galeno
entrando al tercio de banderillas mas pincho que rehiletero en la Maestranza
después del paseíllo y tú allí bajo un foco que te deslumbra, la boca abierta, el babero puesto y las manos que sin querer se van a la
taleguilla aguantas como puedes implorando el indulto que nunca llega mientras
el maestro corta las orejas y casi hasta el rabo si lo dejaran en medio de una
nube de pañuelos con el solo consuelo del
agua del chorrillo botijero que mana a tu izquierda, no contento con esto el muy desgraciado
levanta las manos y aún se atreve a decir que la faena ha sido un éxito. Terminada
la faena y recompuesta la compostura te
retiras de la plaza como quien sale de una cornada ayudado por las asistencias,
lo malo es que al salir el empresario ya te dice que cuanta contigo para el
próximo festejo y que estas incluido en el cartel de la feria, solo falta que
te incluyan de sobrero.
Los dientes y el Sintrom son como el juego de ruleta y si uno
anda reparado de válvulas y con el cuentaquilómetros desprecintado resulta que
lo que había de ser una reparación se convierte en el juego de la bola loca donde todo coincide y a
nadie toca. Nos metimos en el taller con la cabeza carrillona y salí como el
anuncio del Netol no por el brillo si no
por el pedazo de boca con la que el hombre se hizo famoso, aunque mirándome
bien más parezco a la del juego de la rana
que se practica en mi tierra después de haber tragado mas tejos que en los
campeonatos del mundo, resulta que lo que para otros es un mero trámite en mi
caso parece un ejercicio de ingeniería donde cualquier alteración ha de ser
atajada de inmediato con apuntalamiento antes del derrumbe, so pena de quedarme
como gañan de las Hurdes en la película de Berlanga, con un diente de centinela
en una lúgubre guarida sin sonajas.
EL COCINERO
ES EL DENTISTA DE LA CABEZA DE AJOS
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