LA IMPERFECTA CASADA, EN EL DIA DE LA MUJER. LA CARTA

 

Le escribo la presente con el dolor que me llena 

porque sé que a si quisiere la que fue mi compañera

conmigo tuve al ama juiciosa, hogareña y buena

con usted su corazón, su amor, su pena eterna,

refugio fue mi hogar, pues eso para ella era

sin poderse emancipar por los hijos que me diera.

 

Solo tuve yo su cuerpo aunque mucho la quisiera

como solo quiere un loco que tuviera prisionera

sin poderla conquistar, aunque ella consintiera

siendo dócil,  decente; y reprimida en la entrega.

Hoy nos dejó a los dos, a mi solo con mi hacienda

y bajo una rosa marchita y en un cajón una esquela

donde llega ella a decir que olvidarlo no pudiera.

 

Hoy el viudo es usted, yo lo fui en la iglesia aquella 

donde bajó de mi brazo con mi amor, mi prisionera.

Esto le mando a decir: más que usted yo la quisiera

más guardó en su corazón la rosa que fue con ella

yo me aguanté las espinas para evitar que sufriera

las clavé en mi corazón que aun sangrando la venera.

                                                                                 J. Hernández