Estando yo en la floresta
camuflado cual Tarzán
llegome un bando de moscas
planeando aterrizar
lléneme yo de sorpresa
intentando descifrar
el enjambre portentoso
que acababa de llegar:
Digemé para mi mismo
cuanta fuerza ha lugar
para intentar tantas veces
y con suerte desigual
que estas mosconas negras
no me dejen ni cagar
En estos mis pensamientos
el parto tuvo lugar:
negros, carbón azabache
hasta tres yo vi llegar´
las moscas pronto vinieron
como abejas al panal
y yo pensando y pensando
le puse un blanco final.
que debido a este mí mal
de pastillitas de hierro
algún resto debo echar
y las moscas puñeteras
con imanes andan ya
buscando entre la hojarasca
hasta dar con mi nidal.
Perdonen sus señorías
que abuse de su amistad
pero no pude por menos
de contarles la verdad
En el campo hay ocasiones
si está lejos de la ciudad
que tiras los perdigones
que no pueden esperar.
Lo malo de la escopeta
es que dispara hacia atrás
sin fijar un blanco previo
ni poderte concentrar.
Y entre salvas de fogueo
y cartuchos de verdad
intentas no marre el tiro
y así poder descargar
la canana de cartuchos
que desbordan el morral.
Aquí les pido yo a ustedes
sean honestos de verdad
y admitan que esta historia
también les pudo pasar
no solo cartuchos míos
por urgencia en
disparar
se encuentran entre amapolas
o en medio de un gran trigal
seguro estoy que las moscas
también les fueron detrás
y no se si buscando hierro
quedaron con su morral .
J. Hernández
Muy bueno el Quevedo.
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