A LA LUZ DEL CANDIL

EL candil parece adquirir protagonismo  ante el aumento de la factura de la luz, yo guardo un par de ellos y hasta un farol de aceite de la época de mis abuelos, son reliquias del pasado llamadas a actualizarse, a la luz del candil estudiaban nuestros padres, a la luz del candil  zurcían las abuelas y a la luz del candil su ahuecaban los jergones de hojas de maíz buscando el sueño reparador necesario para seguir en la pelea campesina, a la luz del candil se enhebraron relaciones sin necesidad de espabilador y a su mortecina luz se desgranaron historias y se arrejuntaron haciendas. La luz no llegaba a aquellos pueblos y nadie la echaba de menos.

Mi nieta con trece años se remonta a tiempos más cercanos ayer me preguntaba por las relaciones intimas de nuestra época, por cómo era posible que dos personas se casaran sin apenas conocerse y que el matrimonio fuera tan indisoluble  que solo la muerte pudiera romperlo, después del paréntesis de la pandemia me doy cuenta que esta ya no es la niña que pedía que le contara cuentos antes de dormir, ni la que se entretenía jugando a ser dependienta, ni la que se tomara como dogma de fe todo cuanto los mayores le decían,  ahora es la niña que pide certezas que quiere saber y no duda  en preguntar, que quiere comprender y  quiere escuchar, que quiere ser y necesita pertenecer. Esta nieta mía ha madurado mucho en este tiempo, la pandemia nos mantuvo y nos mantiene un tanto alejados físicamente, en este tiempo falleció su otro abuelo, encajar esta desaparición parece haberla hecho crecer, escucharla ahora es oxigenarte la vida, tenerla cerca es una delicia y sobre todo que se interese por saber de dónde viene no deja de ser un bálsamo para las heridas que justifica por sí solo nuestra andadura vital. Explicándole todo esto y admitiendo mis errores trato de que entienda a sus padres y que valore los sacrificios que sufrieron otras generaciones hasta conseguir que ellas gocen de privilegios antes insospechados y que juzgar a alguien por su apariencia sin conocer su pasado es una temeridad.

Regreso al campo, Barcelona comienza a sufrir los estertores de su diada, nadie piensa en tranquilizar a la ciudadanía  cualquier discurso engendra odio hacia el que no piensa igual, Cataluña es una ficha doble del dominó político con la que todo el mundo juega para apuntillar al contrario y a nadie parece preocuparle que también en este juego existe la blanca doble siempre imparcial pero muchas veces decisiva.

En mi retiro las piedras hablan entre ellas las hay de muy distintas procedencias emparejadas con rejas de arado castellano, tornaderas, trébedes, cencerros, cepos, hoces, tornillería de ferrocarril  y ruedas de molino en un coloquio universal presido por la viga del carro trajinero y aros de rodadura gastados por el tiempo, en la entrada una oz inhiesta como símbolo de la lucha de clases y la desigualdad a sus pies duerme el motor que abastecía de agua al cuartel de Lepanto. En este conjunto no existen los idiomas ni el separatismo todo en el significa unidad, continuidad y comprensión,  una Cataluña dividida es inviable y solo el esfuerzo de todos puede sacarla adelante, el texto está escrito su interpretación ya es otra cosa, solo me preocupa el criterio de los que toman el relevo.

LA NATURALEZA PUEDE CAMBIAR EL COLOR PERO NUNCA LA RAIZ