miércoles, 29 de diciembre de 2021

EPIDEMIAS DE ANDAR POR CASA

Corría el año 1957, los medios eran pocos las ilusiones muchas y ambas caminaban de la mano  del ingenio y la astucia, el mancebo de la farmacia de Garcia Isidro en Salamanca tenía la edad justa para no haber perdido el respeto pero había ganado titulo en supervivencia, las navidades y los fríos de aquella ciudad eran fechas sensibles  muy  propias para catarros, bronquitis,  gripes, resfriados y males propios del mal comer que puedan incluirse en el vademécum pulmonar de andar por casa.



El teléfono  de aquella farmacia de la calle Concejo esquina plaza de la Libertad repicaba en secuencia ininterrumpida, peticiones de jarabes, potingues  y remedios para entregar en domicilio no daban tregua, tanto que pareciera que aquel alfeñique de largas piernas y enclenque arboladura se hubiera convertido en ramadán de las llamadas y zagal en la encomienda. Tanto trajín y tanto desasosiego no aportaban sin embargo fruto a su faltriquera, el saludo rutinario del felices pascuas en las entregas tampoco parecían surtir efecto ni pasaba siquiera del cancerbero de la entrada que contestaba con un gracias o todo lo mas con algún maravedí de mucho peso y poco poso.



Aquí la astucia puso  la cabeza en proceso, para llegar hasta el doliente había que salvar el muro de la domestica de turno, llegar hasta el constreñido griposo encamado y emocionarlo sabiendo que conmigo había llegado  el remedio de sus males se convirtió en objetivo y aquí el lazarillo hizo de la necesidad bendición. Aquella noche ensayó las primeras credenciales que abrieran puertas y bolsillos, si el sereno, el barrendero, el basurero  y hasta el cobrador de la luz felicitaba las pascuas tarjeta en mano el no podía ser menos: cartulinas recicladas y tubos de acuarela salieron de su letargo para convertirse en  campanarios con un eslogan de paz pintada en las fachadas, los tarjetones dispuestos fueron adjudicados a los clientes más habituales dejando para los ocasionales otros de formato más pequeño, el resultado fue magro y sustancioso hasta el punto que en mi fuera interno deseaba aquello se prolongara más allá del puñetero invierno.

Hoy sesenta y tantos años después aquel zagal que lidió con gripes, catarros, pulmonías, anemias y  bronquitis no pide aguinaldo, solo mira hacia atrás recordando que entonces el enfermo moría en su casa, la edad  media eran sesenta y cinco o setenta años, había asilos para pobres en lugar de residencias,  no había estadísticas de muertos ni velatorios televisados, las vacunas se compraban al estraperlo  y sobre todo eran tantos los males que a nadie se le ocurrió unificarlos para ponerles nombre propio. Conformarse o resignarse nunca fue una solución pero no olvidemos que lo que antes se llamaba epidemia ahora llamamos pandemia, lo que ahora denominamos toque de queda antes se llamaba reclusión,  las noticias llegaban en “El parte” de las dos y media,  las antenas eran de galena y la voz del amo supervisaba el guión, las del  resto del mundo pasaban  por el cedazo de la censura, la poliomielitis y la tuberculosis campaban a sus anchas y lo que yo conseguía haciendo de prospecto virtual es lo que hacen ahora  las multinacionales farmacéuticas en la televisión pero cotizando en bolsa.


FORMULA MAGISTRAL MORTERO Y AUTOCLAVE NADA MAS



1 comentario:

  1. La penicilina también hera de estraperlo, pues los contrabandistas llevaban correaje yugo y flechas en la camisa. Y hoy nos venden falsas libertades. Vista la clase obrera.

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Este soy yo

Hace ya muchos años que las circunstancias me hicieron dejar Salamanca por motivos profesionales, instalándome en Barcelona. Añoro mis raíces y cuando vuelvo pueden encontrarme paseando solitario a primera hora de la mañana por las calles que tanta cultura han acogido. Salamanca sigue presente en mí.
Siempre he sentido la necesidad de comunicar mis sentimientos, por si lo que a mí me parece interesante a alguien le pareciera útil.
Joaquín Hernández
Salamanca/Barcelona