lunes, 7 de marzo de 2022

ESTA MALDITA GUERRA

Cuando alguien pone en el escaparate de la actualidad  el catalogo del armamento mundial, cuando las maquinas de matar abren telediarios y el mundo se acongoja todo lo demás pasa a segundo plano, las listas del paro, crisis y pandemias quedan desdibujadas al pensar que la tierra se ha hecho pequeña para los grandes y que nosotros probos e insignificantes ciudadanos somos meros peones en un tablero de guerra. De Ucrania no sabíamos mucho, ahora sabemos que en sus entrañas tiene titanio, grafito, aluminio, níquel y grafito, que es además el granero de Europa y que sin su grano los europeos podemos empezar a pensar en la cartilla del racionamiento o como poco a no ver barras de pan enteras en los contenedores de basura y aquí amigos aunque no queramos tenemos que admitir que otra guerra ha empezado también entre nosotros.



Ahora pienso en nuestros productores de materias primas, pienso en los ganaderos, en los agricultores en todos aquellos que no podían competir por precios con los productos de importación y que en algún momento habían puesto sus tractores a taponar ciudades  manifestando su  protesta por el bajo precio pagado por sus cosechas o el imposible mantenimiento de sus instalaciones ganaderas al tener que competir con estas importaciones. ¿Qué pasará con nuestros productores? ¿Será esta locura de Putin la llave de un nuevo ciclo? ¿Volveremos a cultivar tierras hasta ahora en barbecho?  ¿Serán  nuestros agricultores una vez más los que nos saquen las castañas de fuego?

La energía del futuro era la nuclear, ahora parece que el monstruo alimentado dentro de su jaula una vez fuera de ella se vuelve contra nosotros,  lo nuclear siempre tendrá connotaciones de muerte y tragedia, querer comer el caramelo sin quitar el papel es tarea cuando menos complicada pero cuando el envoltorio se hace trizas intencionadamente hemos de admitir que la locura no está contemplada en su libro de instrucciones pero si sus consecuencias. El progreso no puede ser nunca un péndulo volteando por encima de nuestras cabezas, atrapar energía nuclear  en un puño nos obliga a no poder abrir la mano, pero si además esta mano es biónica tendremos que admitir que nada es controlable hasta el extremo  de ser infalible.



¡Ayudemos a Ucrania! Es el grito que ha calado en toda Europa, pero: ¿Es verdad que lo hacemos por Ucrania?  ¿No es más cierto que lo queremos es que Putin se entretenga en ese país el máximo de tiempo posible y eso socave su idea de anexionarse otros pueblos limítrofes?  ¿No estaremos siendo el tablero de ajedrez donde Joe Biden y su gente analiza a nuestra costa posibles jugadas? ¿Si el dinero de las armas es tan sucio porqué hasta hace bien poco implorásemos con las manos hacia el cielo sus inversiones en nuestras costas?  Que los megayates de traficantes de armas  reconocidos atracaran en nuestros puertos con gran regocijo de los naturales del lugar y además les facilitáramos toda suerte de permisos de residencia sin más aval que su propio dinero es que somos cómplices de sus andanzas e hipócritas por sumisión, que ahora queramos renegar de ellos es pura cobardía.

LOS CAMIONES DE AYUDA EUROPEA SON LOS PARAPETOS DEL MIEDO

                                                                                                            J. Hernández

2 comentarios:

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Este soy yo

Hace ya muchos años que las circunstancias me hicieron dejar Salamanca por motivos profesionales, instalándome en Barcelona. Añoro mis raíces y cuando vuelvo pueden encontrarme paseando solitario a primera hora de la mañana por las calles que tanta cultura han acogido. Salamanca sigue presente en mí.
Siempre he sentido la necesidad de comunicar mis sentimientos, por si lo que a mí me parece interesante a alguien le pareciera útil.
Joaquín Hernández
Salamanca/Barcelona